¡¡Estirpe de Campeón!!!

1930, el año en que Uruguay dió la primera vuelta olímpica.

Entrada de la Tribuna Olimpica 1930

Es domingo de fútbol. Un 13 de julio de 1930. Hay sol, pero no hace calor en el campo de juego de Pocitos en Montevideo. Una vieja vitrola sirve como apoyo musical, para que México y Francia entonen sus himnos nacionales. Más allá, a unas pocas cuadras, en el Parque Central de la capital uruguaya, los equipos de Bélgica y Estados Unidos también esperan el momento de comenzar la historia.

Se ignora cual fue el periodista autor de la famosa frase , que afirmó con una profundidad admirable: ‘’En dos patadas, Uruguay ha entrado en la geografía, en alusión a los mencionados títulos olímpicos del 24 y 28. Casualmente, la tercera patada o corona vendría en el Mundial del 30. Unos pocos meses después del derrumbe bursátil de Wall Street, los años locos dieron paso a la melancolía. Sólo cuatro países europeos – Bélgica, Francia, Rumania y Yugoeslavia – enviaron los telegramas de aceptación y se embarcaron en el Puerto de Ville-franche-sur-Mer, cerca de Niza, en el sur de Francia, a bordo del barco italiano Conto Verde. Los seleccionados del Viejo Mundo se entrenaron durante 15 días sobre la cubierta del buque, previo a sus encuentros con los nueve países americanos.

Por fin llegaron a Montevideo el 5 de Julio, con ellos arribó Rimet, que llevaba bajo su brazo la pequeña pero codiciada estatuilla de oro macizo, valorada en $ 40.000, que pagó de su bolsillo al escultor francés Albert Lafleur. Se trataba de una diosa alada que simbolizaba la Victoria. Aunque el certamen comenzó el 13 de Julio con los juegos: Francia – México (4 -1) y Estados Unidos – Bélgica (3-0), el estadio Centenario se inauguró el día 18 de ese mismo mes, a un costo de $ 1.665.000 y al cumplirse medio siglo de vida independiente. Los anfitriones triunfaron 1 a 0 sobre Perú, con gol de Héctor Manco Castro, apodado así ya que le faltaba la mano derecha, que se la había cercenado con una sierra eléctrica en un accidente de trabajo Los ganadores de los cuatro grupos (Argentina, Yugoeslavia, Uruguay y Estados Unidos) se clasificaron para las semifinales. Sin embargo, con vistas a la primera final del mundo, avanzaron los viejos y eternos vecinos del Río de la Plata, que ya habían protagonizado la final olímpica de 1928. El sueño del primer título mundial fue para Uruguay, con el clásico sistema 1-2-3-5. Un portero dos defensas centrales, tres volantes y cinco delanteros. Poco después Monti (centrealf) albiceleste tuvo que abandoner su país con rumbo a Italia, pues se le consideró el principal responsable de la derrota.

La historia se repetía. Con el lapidario 4 a 2 sobre Argentina, Montevideo pareció ensancharse aquella noche de Gloria por la obtención de la ‘’triple corona’’, dos olímpiadas y una Copa del Mundo. Su tradicional garra, convicción y determinación, hicieron resurgir el festejo oriental.

El Estadio Centenario vibraba y hasta temblaba al influjo local, mientras que los argentinos ya no tenían presencia y perdieron de forma inapelable.

Con esta sentencia, se escribió la historia de la primera Copa Mundial.

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