Hector Rodriguez, el de la ‘’Doble Pisada’’

Los hombros caídos hacia adelante, los brazos en el bailoteo que permite balancear el cuerpo. La chuequera típica del gran jugador. El desparpajo del ‘’vivo’’, del astuto, del ganador, del que sabe que un freno, una finta, una pisada, un amague, traerá el ridículo para el rival. Sé que todo lo que hizo, lo hizo por intuición, por habilidad, por inteligencia, por haberse criado en los campitos, por respetar a todos, por no tenerle temor a ninguno, por sentirse el dueño de la pelota. Y sí, muchas veces fue el dueño de la pelota. El imán de sus zapatos llamaba

Los hombros caídos hacia adelante, los brazos en el bailoteo que permite balancear el cuerpo. La chuequera típica del gran jugador. El desparpajo del ‘’vivo’’, del astuto, del ganador, del que sabe que un freno, una finta, una pisada, un amague, traerá el ridículo para el rival. Sé que todo lo que hizo, lo hizo por intuición, por habilidad, por inteligencia, por haberse criado en los campitos, por respetar a todos, por no tenerle temor a ninguno, por sentirse el dueño de la pelota. Y sí, muchas veces fue el dueño de la pelota. El imán de sus zapatos llamaba a la de cuero pra tenerla ahí, al lado. Pegadita a sus tapones. Tenerla. Mostrarla, a veces prestarla y otra castigarla duro. Aunque con la íntima convicción, de que a las novias no se les debe pegar nunca.

Lo llamaron ‘’Ciengramos’’ por su contextura física. Porque realmente, con los 49 kilos que traía de Paysandú, era una laucha. Estaba tal vez en el peso lástima, le embocó el apodo, sin dudas. Y pienso, ¿cuándo se ve una doble pisada? En el fútbol actual. ¿Sabés botija lo que es o era una doble pisada?. Meter los tapones zurdos arriba de la ‘’guinda’’, girar y hacer lo mismo con la derecha o viceversa, mientras los rivales se ‘’desparraman’’.

¿Cuando viste una doble pisada, botija?. Nunca… ¿verdad?. Porque no tuviste la suerte de ver a ‘’Ciengramos’’, dibujando un paisaje en un pañuelo, en un cachito de gramilla. Provocando el choque de dos o tres rivales y quedándose con la ‘’novia’’ debajo del zapato, para levantar la cabeza , sacudir el ‘’jopo’’ y meter el zurdazo. No había capricho y mucho menos egoismo. Simplemente tenía la mente llena de fútbol,  de picardía, de habilidad, de intuición. Adelante, maestro…hay muchos niños que quieren saber quién fue Héctor Rodríguez.

Extraído de: ESTRELLAS DEPORTIVAS

Por: Julio Decaux

 

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