Durante la época colonial, en Montevideo, desde 1760 en adelante, domingo a domingo, los amos permitían a sus esclavos que fueran a sus ‘’canchitas’’ alineadas a lo largo de la muralla que cerraba y cuidaba la ciudad. Esas ‘’canchitas’’ eran pequeños espacios de tierra apisonada, con una capa de arena y allí se reunían los africanos, traídos del Congo, de Angola o de Mozambique. Se separaban de acuerdo a su origen geográfico. Y así se reunían los ‘’casanches’’, los ‘monyolos’’, los ‘’minas’’, los ‘’benguelas’’, los ‘’cabindas…
En la pequeña ciudad amurallada, cada grupo iba ‘’llamando’’ a sus compañeros, los que salían de la casa de sus amos y se reunían con quienes los ‘’llamaban’’ desde la calle o desde la canchita. La ‘’llamada’’ se hacía con el tamboril (‘’tangó’’ en la media lengua bozal de los africanos), Es probable que cada grupo tuviera prqueños matices de ritmo o sonoridad para que los llamados los identificaran.
Y cuando estaban juntos, toda la tarde cantaban su ‘’’¡Eh! ¡eh! ¡eh! Llumbá’’, ‘’Calungaué’’, ‘’Calungangué’’.
Derribadas las murallas y ya en época de ‘’negros libres’’, los negros se reunían en sus ‘’salas de candombe’’, lo que dura hasta el año 1890.
La palabra ‘’llamada’’ deja de sonar a través del tiempo y ya en el siglo pasado y en éste se ‘’llamaban’’ los miembros de una comparsa o se unián los negros de cada barrio que iban a ‘’visitar’’ otros barrios. Los de ‘’Ansina’’ (Barrio Reus al Sur) iban hasta el conventillo de Gaboto (Gaboto entre Cerro Largo y Paysandú) o los de Gaboto iban hasta el ‘’MedioMundo’’ en la calle Cuareim. También se pueden percibir- aún ahora – distintos matices de sonoridad y ritmo según el barrio al que pertenezca la ‘’llamada’’.
Extraído de: ‘’Perfil Uruguayo’’……Marzo de 1990.
