Momentos de La Escuela

Llegábamos a la escuela e íbamos derecho al patio de recreo. Allí se formaban todas las clases para luego ir al salón que les correspondía. Todos en fila, con el brazo derecho encima del hombro del compañero que estaba adelante (derechitos y a la misma distancia). Ahora a clase, cada cuál en su sitio, dos alumnos por banco…el tintero en el medio y la ranura para poner los lápices. La maestra pasaba lista, cuando te nombraba tenías que pararte y decir presente. Cerca de la hora de recreo venían a traer la leche y los pancitos porteños. Los vasos los

Llegábamos a la escuela e íbamos derecho al patio de recreo. Allí se formaban todas las clases para luego ir al salón que les correspondía. Todos en fila, con el brazo derecho encima del hombro del compañero que estaba adelante (derechitos y a la misma distancia). Ahora a clase, cada cuál en su sitio, dos alumnos por banco…el tintero en el medio y la ranura para poner los lápices. La maestra pasaba lista, cuando te nombraba tenías que pararte y decir presente. Cerca de la hora de recreo venían a traer la leche y los pancitos porteños. Los vasos los traíamos nosotros, eran de aluminio y los traíamos colgados del cinturón de la túnica. Mi turno era de una de la tarde a las cinco.

Recuerdo aquel día que hicieron salir a todos los alumnos al patio, formarse por clase y nos hicieron una desmostración de algo nuevo que llegaba a nuestro país. Era una columna de metal y arriba tenía tres ojos de vidrio grandotes – de colores – verde, amarillo y rojo.

Había llegado al Uruguay…el semáforo

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